Desamor

 Mi prisión, 

encadenada, 

 con miedo, 

acongojada, 

 otros brazos, 

que te abrazan, 

 abatida, 

si te marchas. 

 Recuerda mi sonrisa

 en ardientes madrugadas, 

 la tibieza de mi piel

 la desnudez de mi alma, 

 te estás llevando mi vida 

 mi juventud lozana, 

 los últimos años, 

 de vivir

 también las ganas. 

¿Puedes oírme? 

 es mi voz desesperada, 

 implorando te en la noche, 

 te suplico no te vayas, 

 encontrando silencios

 en tu boca y tus miradas, 

 partiendo lejos de mí

 revelando que la amas, 

 yo sufriendo, 

 esperando en la ventana, 

 muestras de arrepentimiento

 de dudas o de esperanza, 

 alejándote en la noche

 partiendo en dos, ...

nuestra casa. 

 Has dejado una herida,

 herida abierta  en el alma, 

 dormiré esperanzada, 

 de que regreses al alba. 

 

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