Luis y Ana I.
_“Anoche sentí frío,
una gélida brisa
cortando como cuchillos.”
Decía, Luis a Ana
de pie melancólico,
sobrecogido .
¡Debiste, debiste haberlo dicho!,
no guardar silencio
hiriendo de muerte,
lo que construimos.
Me has dañado el alma,
no por dejarme de amar
sino por la mentira que daña,
pues te había regalado la vida sinceramente,
sin esperar nada.
¿Y ahora te vas? ,
resquebrajas mis ilusiones
apagando de un soplo
de mi corazón la llama.
Lo siento,
el dolor araña
esta sensación de asfixia,
que me mata.
Volveré a ser feliz,
quizás mañana
en estos instantes quiero,
borrar el nombre de Ana
entregarme al destino incierto,
que me acecha
que me atrapa,
haciendo que sienta la soledad
como el abismo sombrío,
páramo solitario
nuestra casa.
Cerraré la puerta,
Te diré hasta mañana
entregando nuevamente
sin pedirlo amor,
el corazón y mi alma.
Esperanzado partiré ,
Cabizbajo
sin brindarte mi mirada.
_ Espero que en el ocaso descubras,
Que es a mí
a quien en verdad amas.
.
el teléfono no he cogido
sinceramente creo
que todo se encuentra dicho.
Dijo, Luis a Ana
sin querer decir lo que dijo.
El orgullo me ha vencido,
se reprochaba junto al teléfono
en silencio
sin hacer ruido,
bajo la atenta mirada de su amante adivinando el destino.
Necesito soledad la dijo,
un momento en oscuridad
un instante mío,
la vida se me trunca
si no la siento
conmigo.
Te pido perdón ya lo he dicho,
que no siento vida
si ella no yace conmigo.
La puerta se cierra
tras un intenso quejido
un golpe seco que quiebra
la efímera pasión
lo vivido.
Desorientado por las calles,
tránsito
divagando,
pensando en decir lo no dicho
sin poder olvidar el
engaño,
y mi confianza en ella
hecha añicos.
no digas nada
perdido sin rumbo,
mi tela de araña
si no respiro tus cabellos,
la vida me falta.
Sé que fui egoísta,
no dije cuanto te amaba
y ahora quizás es tarde,
con mi amor quizás no basta.
Debí valorar tus sonrisas,
y también tus miradas
siempre en la volátil rutina,
que nos separa.
Regálame unos días,
este fin de semana
para poder demostrarte,
lo que mi alma guarda.
Millones de noches
amor pasional al Alba
un mundo mágico que regalarte,
desde hoy hasta el mañana.
Te espero dijo Ana,
a las 8 cuando el ocaso te llama
sentada en el alféizar,
junto a margaritas blancas.
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